La fiesta litúrgica comenzó con la Eucaristía del Domingo de Ramos, el 14 de abril, en la catedral antigua de Cuenca. En la ceremonia, Monseñor. Marcos Pérez, bendijo los ramos y luego, presidió la procesión hasta la Catedral Metropolitana, llevando en sus manos, un ramo confeccionado con plantas ornamentales. En la catedral, hizo la entrada triunfal, como Jesús lo realizó en Jerusalén, en la que todo el pueblo lo alabó como rey, con cantos y palmas. Acto seguido, celebró la Eucaristía, con una iglesia abarrotada de feligreses.
El Jueves Santo, la Catedral, acogió a los sacerdotes, diáconos permanentes y laicos para la Misa Crismal, donde los presbíteros, una vez más, renovaron sus Promesas Sacerdotales. Además, en esta Eucaristía, el Arzobispo, realizó la consagración del Santo Crisma y bendijo el Óleo de los Enfermos. En la noche, se realizó la misa de la Cena del Señor, donde se recuerda el acto de humildad de Jesús, cuando lava los pies a sus apóstoles.
El Viernes Santo, la jornada empezó a las 15h00, con la Adoración de la Cruz. En esta celebración se hace hizo un relato de la prisión, los interrogatorios de Herodes y Pilato, la flagelación, la coronación de espinas y la crucifixión de Jesús. También, este día se conmemoró realizando el Vía Crucis, por el centro histórico de Cuenca, donde se instalaron las 14 estaciones.
El Sábado Santo, recordamos el día que pasó entre la muerte y la Resurrección de Jesús, mediante una Vigilia Pascual, a cargo de los jóvenes. Este fue un día de luto y tristeza, donde las imágenes permanecen cubiertas. Finalmente, El Domingo de Resurrección, el día más importante y más alegre para los católicos, por que Jesús venciendo a la muerte, regresa para entregarnos la vida.
