El Papa Francisco aprobó el martirio del siervo de Dios, Salvador Víctor Emilio Moscoso Cárdenas, sacerdote de la Compañía de Jesús; nacido en Cuenca-Ecuador, el 21 de abril de 1846 y asesinado, por odio a la fe, en Riobamba, el 4 de mayo de 1897.
La Santa Sede hizo público, el 13 de febrero de 2019, anunciando que el Pontífice se había reunido con el Cardenal Angelo Becciu, Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, para autorizar este decreto y otros 7 más.
Una de las vías de beatificación y canonización, reconocidas por la Iglesia es el martirio, para quienes fueron despojados de su vida in odium fidei, por odio a la fe que profesaron. Es la que ha supuesto la promulgación del decreto de venerabilidad de este religioso jesuita ecuatoriano Salvador Víctor Emilio, que llevaba en sus entrañas, el patrimonio de la fe que le legaron sus padres.
En vida fue un hombre bondadoso, sencillo y humilde, sin ningún afán de notoriedad y deseos de poder, que, sin ofender a nadie, fue cobardemente asesinado.
El Padre Emilia Moscoso, nació en Cuenca, provincia del Azuay, el 21 de abril de 1846, recibiendo el agua del bautismo, seis días más tarde. Colombia y Ecuador se hallaban enfrentados y la Compañía de Jesús de la que formaría parte y dentro de la cual obtuvo la palma del martirio había sufrido los envites de quienes se oponían a su presencia y acción evangelizadora viéndose expulsados en un vaivén que los mantuvo en medio de las tensiones de esos países.
Salieron de Ecuador obligados por los gobernantes en 1850 y García Moreno los acogió de nuevo en 1862. Pero proseguían las tensiones y los riesgos para los religiosos llegaron a ser tan serios que eligieron Riobamba y Cuenca como destino para su propia protección. Justamente, cuando Emilio, se hallaba cursando leyes en la universidad, a sus 18 años, los jesuitas tenían casa abierta en Cuenca, lo cual le permitió ingresar en el noviciado. Profesó en el capilla de Santa Mariana de Jesús en Quito.
