El domingo pasado, la Arquidiócesis de Cuenca, celebró el Día de la Vida Consagrada Contemplativa, en la solemnidad de la Santísima Trinidad. Por este motivo, visitamos tres monasterios de nuestra Ciudad, para conocer sobre la vida de las religiosas de claustro.
El Monasterio de la Inmaculada Concepción, ubicado en el centro histórico de Cuenca, dirigido por la Madre Abadesa, Teresa de Jesús, señaló que está al frente de 24 postulantes, a ellas se les enseña que su misión, en primer lugar, es estar apartados del mundo; luego, dedicar la mayor parte del tiempo a la oración y contemplación y, finalmente, dedicar un espacio para aprender diferentes oficios como la agricultura, elaboración de repostería, manualidades y confección de indumentaria religiosa.
No muy lejos de aquí, también en el centro de la ciudad, está el Monasterio El Carmen de la Asunción, cuya Superiora, Sor Leonor María del Espíritu Santo, señala que la vida consagrada es un Don del Espíritu Santo, es como un regalo del Señor, que invita a todas las religiosas a llevar una vida junto a Dios, pero apartados del mundo exterior, con la finalidad de tener una vida espiritual plena, que actualmente está tan descuidado por todos.
No muy lejos del centro histórico, en el sector “virgen de bronce”, parte baja y moderna de Cuenca, está el Monasterio del Carmen de San José, donde viven 20 religiosas. La Madre Priora, Luz María del Carmen, considera que la vida de claustro, les ayuda a desarrollar el carisma, en un ambiente de tranquilidad, de silencio, donde pueden plasmar todas las metas como consagrada.
En cambio, la Madre Provincial, Teresa de Jesús, agrega que la vida de clausura, primordialmente, es de oración y sacrificio, igual que el carisma de su fundadora Santa Teresa de Jesús; pero esta vida es de mucha felicidad, a pesar que vivimos en el claustro. Parecemos distantes pero en realidad estamos tan cercanos del mundo, mediante nuestra oración.
Finalmente, en este día de la Vida Consagrada, saludan a todas las religiosas del Ecuador y del mundo.
