Hoy que los templos aún permancen cerrados, por la emergencia sanitaria, no significa que la Iglesia, haya paralizado su labor. Al contrario, hoy más que nunca está sólida y actuando directamente por la vida y la dignidad de las personas.
El Padre Romel Soto, Vicario de Pastoral Urbana, delegado de la Arquidiócesis de Cuenca, en la distribución de kits de víveres del Banco Alimentos, señaló que la Iglesdia con este acto asencillo, se halla acompañando con sabiduría, en medio de la incertidumbre, el miedo y temor. Siendo esperanza en el camino verdadero que brota de la comunión con Dios, a través de la oración, de la celebarción y ayuda solidaria.
Agregó que la ayuda se da de muchos maneras. Una de ellas, por medio del Banco Arquidiocesano de Alimentos, que busca promover la solidaridad, buscando caminos viables para que la ayuda sea adecuada y llegue a las personas vulnerables, sin mirar raza, credo ni ideología. Solamente pensando que es un hermano necesitado y que debemos atenderlo de manera urgente.
Esta es la misión del Banco de Alimentos de la Arquidiócesis de Cuenca, que inició con pie firme y con el único propósito llegar a los necesitados. Está liderado por un grupo de laicos, conscientes y comprometidos, que en unidad a los sacerdotes y Cáritas Parroquiales, llevan esperanza, por medio de los alimentos, a miles de familias del Azuay.
En este proyecto participan muchas empresas privadas, familias cuencanas y también organismos gubernamentales como el MIES, Prefectura del Azuay y Alcaldía de Cuenca, quienes han confiado en el banco de Aliemntos y con su colaboración, hemos atendido a todas las parroquias de esta Arquidiócesis.
También dijo que al no poder asistir al templo, por la pandemia del covid-19, nuestras familias, hoy se han convertido en la auténtica “Iglesia doméstica”, que nos recuerda el Concilio Vaticano II (LG.6), la cual vive en comunión fraterna, nutrida de la Palabra de Dios y practicando la oración comunitaria según la Sagrada Escritura.
