La Dra. Neldy Mendoza, Magister en Bioética y Especialista en Desarrollo Humano, durante su estadia en Cuenca, brindó caharlas gratuitas a mestros, profesinales, estudiantes, grupos juveniles, laicos y público en general, para abrir el debate y encontrar el camino de defenza de la vida desde su concepción.
¿Qué es para usted la vida y porque defenderla?
La vida es un DON, el primer y mayor regalo que se nos concede a través del amor fecundo de un varón y una mujer, nuestros padres. La vida es un signo esencial de existencia “ser” que de modo continuo nos invita, con sentido y propósito, al trascender “hacer”.
Debemos defenderla, en preservación de nuestra especie, por respeto a su dignidad intrínseca y porque es la vida misma la que activa el desarrollo y movimiento de las estructuras públicas. La vida es un bien, un misterio y una promesa, cada vida contiene una misión y un aporte particular, único e irrepetible, a la historia de nuestra humanidad, teniendo vida surge la esperanza, las nuevas creaciones, la solidaridad, el esfuerzo y todas las potencias del ser humano que lo plenifican.
¿Cuáles son hoy los grandes ataques que sufre la vida humana ?
El mayor ataque es el estado, creciente, de indefensión durante las primeras etapas de existencia; amenazada por el autoritarismo ideológico que manipula a los gobiernos de turno. Hoy la vida humana está a merced de la voluntad jurídico – política, que siendo sólo medios, llamados a custodiar fines superiores de la humanidad, hoy pretenden normar el valor y la posibilidad de ser de cada vida.
En el ámbito personal, va surgiendo la apología del SUPER YO (narcisismo y hedonismo) como esquema totalizante de la persona. A ello se suma el consumismo, la ambición de acumular bienes materiales en sustitución de afectos o bienes espirituales. En el dinamismo de “vivir”, el relativismo, es decir la errónea concepción de que el mundo está hecho a mi medida, cada quien tiene su verdad y la adapto a mis intereses, resulta ser una seria amenaza; porque allí se justifican el aborto, la manipulación genética, los vientres de alquiler y la eutanasia.
Otras amenazas, a nivel de las relaciones sociales, son la materno-fobia, la fili-fobia, la superación personal que condiciona la maternidad, el desprecio del varón y su huella de paternidad, la infravaloración del aporte a la economía sostenible siendo ama de casa, los estilos de vida contrarios a la abstinencia, la castidad y finalmente el liberalismo religioso.
¿Qué hacer para frenar esta mentalidad antinatalista y abortista ?
Ante el espectáculo de una sociedad globalizada que se tambalea, por continuos y sistemáticos ataques contra sus principios y valores esenciales, debemos, RECONOCER que la vida humana es el primer don y derecho fundamental que la persona tiene. Y que, por tanto, debe ser respetada desde el instante de su fecundación hasta el momento de su terminación natural. RECHAZAR cualquier atentado contra ella, en cualquier etapa de su curso. De modo especial, el aborto y la eutanasia. PROMOVER el matrimonio (varón – mujer) y la familia como las instituciones que dan origen y custodian la vida; por tanto deben ser fortalecidos por la sociedad. EDUCAR en el valor de la maternidad y crear programas de ayuda a la mujer con embarazo en crisis o situaciones que vulneran su inmenso aporte socio-económico a partir de la crianza de los hijos. INSTALAR materias para educación de la afectividad dirigido a los niño y jóvenes. CREAR redes de asistencia y soporte familiar continuo. DIVULGAR mediáticamente todos nuestros servicios de formación, asistencia y acogida.
“ASUMIR DE MODO PERSONAL EL COMPROMISO DE SALVAGUARDAR LA VIDA DE LA MADRE Y LA DE SU HIJO….SIEMPRE”
¿Qué mensaje le dejaría usted al Pueblo Ecuatoriano
Ustedes son una nación ejemplar porque han demostrado que los legisladores escuchan la voz popular y que el pueblo discierne claramente los rumbos que protegen y cuidan el progreso de su nación, respetando la vida naciente, valorando la maternidad y fortaleciendo a la familia. Ecuador está siendo pionero en crear e instalar programas efectivos y de ayuda adecuada a la mujer en situación de vulnerabilidad, en el momento que más ella lo necesita. Vuestra ubicación geográfica – mitad del mundo – es un signo para toda la humanidad, porque al ser el ombligo del mundo, vosotros podéis nutrir e inspirar fuerza, esperanza y reconocimiento, por el mayor don recibido – la vida-, en cada uno de los ciudadanos del mundo.