Con una emotiva Eucaristía, el pueblo cuencano recibió el 30 de octubre los restos mortales del Il Arzobispo de Cuenca, Monseñor Ernesto Álvarez Álvarez, SDB, los mismos que ya descansan en la cripta de la Catedral de la Inmaculada Concepción.
La Eucaristía fue presidida por Monseñor Marcos Pérez Caicedo, Arzobispo de Cuenca, y concelebrada por los obispos y sacerdotes presentes. Este fue un acto de gratitud por este insigne pastor que estuvo al frente de esta Iglesia de 1971 a 1980.
Monseñor Ernesto Álvarez fue religioso Salesiano. Nació en Riobamba el 2 de mayo de 1925. Fue ordenado sacerdote en Quito por el Cardenal Carlos María de la Torre, el 29 de junio de 1953. El Papa San Paulo VI lo eligió Obispo titular de Megalópolis y Auxiliar de Guayaquil, el 1 de diciembre de 1967. Fue ordenado Obispo de manos de Monseñor Manuel de Jesús Serrano Abad, en Guayaquil, el 14 de enero de 1968. Fue promovido al título arzobispal como Coadjutor de la Arquidiócesis de Cuenca, el 1 de mayo de 1970. Fue nombrado Arzobispo de Cuenca, el 21 de abril de 1971. Durante su episcopado, el 30 de octubre de 1977, el Papa San Paulo VI beatificó al Hermano Miguel, ilustre hijo de Cuenca. Por motivos de salud, renunció al arzobispado y el Papa San Juan Pablo II aceptó su renuncia el 24 de julio 1980, designando como Administrador Apostólico a Monseñor Alberto Zambrano, Obispo de Loja. Su lema episcopal fue: Comunione et Ministratione.
Sus restos fueron traídos desde Quito, donde falleció el 13 de febrero de 1991, a los 65 años.


































































