Acabamos de celebrar la fiesta del Corpus Christi, con el Septenario Eucarístico que la caracteriza. Miles de personas participaron en las actividades litúrgicas y pastorales preparadas para expresar nuestra fe pública en la presencia real de Jesús en el Santísimo Sacramento. Al final de estos días de adoración y oración, presentamos algunas obras de Pastoral Social que se realizan en Cuenca, todas como expresión de caridad cristina, trabajos que manifiestan nuestra opción por Cristo presente en los pobres y necesitados. Así concluimos la fiesta del Cuerpo de Cristo, para recordar que nadie tiene amor más grande que el que da la vida por los suyos. El Señor, al entregarse en la cruz y en cada Eucaristía, nos manifiesta su amor, para que nosotros hagamos lo mismo.
Celebrar la Eucaristía no es un acto de culto desvinculado de la vida o un mero momento de consuelo personal; debemos recordar siempre que Jesús tomó el pan, lo partió y se lo dio a sus discípulos. Así, por la Eucaristía, “nos convertimos en profetas y constructores de un mundo nuevo: cuando superamos el egoísmo y nos abrimos al amor, cuando cultivamos los lazos de fraternidad, cuando compartimos los sufrimientos de nuestros hermanos, nuestro pan y nuestros recursos con los necesitados, cuando ponemos nuestros talentos a disposición de todos, entonces partimos el pan de nuestra vida como Jesús” (Papa Francisco).
Entre las instituciones de ayuda social y caritativa que tenemos en nuestra arquidiócesis, dirigidos en su mayoría por religiosas y laicos, figuran comedores parroquiales, hogares de ancianos, casas de acogida, centros médicos, asistencia a los migrantes, banco de alimentos y del bebé. La fe se demuestra con obras; así respondemos a la insistente petición del Señor: “Denles ustedes de Comer”. No podemos permanecer indiferentes ante el sufrimiento de tantos hermanos.
“En la actualidad asistimos desolados al inicuo uso del hambre como arma de guerra. Matar de hambre a la población es una forma muy barata de hacer la guerra. Por eso hoy, cuando la mayoría de los conflictos los libran grupos de civiles armados con pocos recursos, quemar tierras, robar ganado, bloquear la ayuda son tácticas cada vez más utilizadas por quienes pretenden controlar a poblaciones enteras inermes. Así, en este tipo de conflictos, los primeros objetivos militares pasan a ser las redes de suministro de agua y las vías de comunicación. Los agricultores no pueden vender sus productos en entornos amenazados por la violencia y la inflación se dispara. Esto conduce a que ingentes cantidades de personas sucumban al flagelo de la inanición y perezcan, mientras los civiles enflaquecen por la miseria, las cúpulas políticas engordan con la corrupción y la impunidad. Por eso es hora de que el mundo adopte límites para sancionar estos atropellos y perseguir a los ejecutores de los mismos” (Papa León XIV).
Es hora de poner en práctica lo que celebramos con tanta fe. Si la fiesta del Corpus Christi está llena de dulces tradiciones, de música y luz, debemos dejarle el mejor espacio para que el Señor se manifiesta por medio de nuestra generosidad. Es hora de ponernos en camino y tocar las puertas de las instituciones benéficas para colaborar y comprometernos con los pobres.
